RELIGION - SEGUNDO DE SECUNDARIA 1ER TEMA (TERCER BIMESTRE)

JESUS ,EL MESIAS INAGURA EL REINO DE DIOS




EL REINO DE DIOS: LA BUENA NOTICIA QUE JESÚS ANUNCIA

Observa el mundo que te rodea... Como nota predominante percibirás el incesante ir y venir de la gente... Pero también advertirás que no toda esa gente avanza en la misma dirección, al contrario, orientan su vida tras diferentes rumbos y se conducen de distinta manera:

 Hay quienes van por la vida haciendo lo que hacen los demás. Lo único que saben hacer es repetir lo que otros nacen o dicen, porque no ven mucho más allá de sus propias narices...

 Algunos no están conformes con la situación que atraviesan: los enfermos, los que pasan hambre, los impedidos, los que sufren, los pobres.

 Otros que a pesar de tener todo a su favor no se sienten colmados: los poderosos, los que mandan, los que organizan la vida de los demás, los ricos, los sabios.

 No faltan los que eligen vivir al margen de lo bueno y prefieren vivir: en la mentira, en la violencia, en la envidia, en el robo y la injusticia.

¿A qué motivaciones obedecen estas actitudes?... A muchas razones:

 Porque no piensan las cosas antes de hacerlas. Porque se dejan engañar.

 Porque no tienen valor para decidir por sí mismas.

 Porque envidian a alguien y quieren parecerse a él...



1. NATURALEZA DEL REINO DE DIOS

El núcleo de la predicación de Jesús lo constituye el Reino de Dios. Sus parábolas y discursos más célebres no tienen otra finalidad que la de explicar la naturaleza de dicho Reino, inaugurado por Él.



1.1 UN REINO ESPIRITUAL

El reino de Dios que presenta Jesús, tiene un marcado carácter moral y religioso, en fuerte contraste con el reino material terreno y nacionalista esperado por contemporáneos.

Para, Jesús, el Reino es principalmente una realidad interna:

- una relación más perfecta entre el hombre y Dios,

- una a «justicia más perfecta» (Mt. 5,20):

“busquen ante todo el Reino de Dios y su justicia». (Mt 6,33)

Pero el Reino de Dios no es algo puramente espiritual, algo que como piensan hoy aún muchos cristianos- se refiere puramente a los cielos, pero que poco tuviera que ver con este mundo nuestro. El Reino es, en realidad, la totalidad de nuestro mundo –material, espiritual y humano introducido en el orden de Dios.



1.2 ES UN REINO PRESENTE Y A LA VEZ t FUTURO

- Reino Presente

Porque Jesús indica que con Él se inaugura ya el reino de Dios.



- Reino Futuro

Jesús anuncia, a la vez, que este Reino celestial solamente tendrá su culminación definitiva al final de los tiempos. A ese final en el cielo alude Jesús, cuando la víspera de su muerte dice a sus discípulos:

«En verdad os digo que no beberé ya más del fruto de la vid, hasta el día aquel en que lo beba el Reino de Dios». (Me. 14,25).

Es pues un Reino en camino; que no se realizara plenamente en este mundo sino cuando Jesús vuelva nuevamente al final de los tiempos pero por encima de todo, el Reino es Cristo.



1.3 ES UN NUEVO ORDEN DE COSAS

El Reino de Dios, ante todo, no es un territorio, sino un nuevo orden de cosas. El Reino que Jesús anuncia no es liberación de este o de aquel mal, de la opresión política de los romanos o de la injusta distribución de las riquezas entre los judíos, y ni siquiera sólo liberación del pecado. El Reino de Dios no puede ser reducido a éste o aquel aspecto, sino que incluye todo: mundo hombre y sociedad; porque es la totalidad de la realidad lo que debe ser transformado.

Por eso dice Jesús:

«Mi Reino no es de este mundo». (Jn. 18,36).



El Reino de Dios no viene ostensiblemente. Y no se podrá decir: Helo aquí o allí, porque el Reino de Dios está dentro de vosotros. (Le. 17,21).



1.4 TRAE CONSIGO UN NUEVO MODO DE SER Y DE PENSAR

El Reino de Dios toca, sobre todo, a la persona. Jesús exige una radical conversión, una modificación sustancial de los modos de pensar y de hacer según voluntad de Dios. Es decir, pide una verdadera revolución interior pero a nivel de nuestro quehacer diario y ordinario. Convertirse no es para Él, realizar estos o aquellos actos externos.

El Reino, en realidad, está ya ahí, en Jesús y su mensaje. Llama a la puerta de la vida de cada hombre y le exige una opción radical, que cambie la vida.



1.5 ES UN REINO DESCONCERTANTE

En él la Ley parece una paradoja: lo que se aprecia como más pequeño, será lo formas grande; lo que aparece como menos importante, hará desarrollar y crecer todo lo demás. El mensaje del Reino predicado por Jesús está dirigido de forma especial a los pobres, a los desheredados, a los pequeños, a los débiles.



1.6 ES UN REINO DE ALMAS

Es un Reino de almas porque no tiene nada que ver con los nacionalismos ni con los reyes o imperios de este mundo. Es principalmente religioso y espiritual. Quienes caminen hacia ese Reino deberán, al paso, transformar este mundo. No se exigirán en su puerta títulos ni riquezas.





2. LAS BIENAVENTURANZAS: EXIGENCIAS MORALES PARA PERTENENCER AL REINO



2.1 EL SERMÓN DE LA MONTAÑA

Antes de estudiar la esencia del mensaje de Cristo en las Bienaventuranzas, conviene que recordemos en qué momento de su vida pública, Jesús, las dio a conocer.

Después de la institución del Colegio Apostólico, que merece constar entre los hechos culminantes de la vida del Salvador, Jesús bajó del monte con sus discípulos y se detuvo en un sitio campestre o pequeña meseta entre dos montículos. Allí estaban los demás discípulos y gran muchedumbre de toda Palestina que vinieron para oírle y para ser curados de sus enfermedades.

Jesús se sentó en un lugar apropiado para hablar a la gente y comenzó su inmortal Sermón del Monte que es un compendio de su doctrina evangélica. Este valioso y profundo sermón es el que llamamos: Las Bienaventuranzas.



2.2 LAS BIENAVENTURANZAS

Sin lugar a dudas éste es el resumen más importante de las enseñanzas de Jesús, que Él mismo nos dio desde lo alto de una colina de Galilea.

En varias circunstancias Jesús hizo referencia a las condiciones que exige para pertenecer a este Reino. Pero nunca lo hace tan claramente, como cuando proclama las bienaventuranzas o puertas de ingreso al Reino de Dios:

 Bienaventurados los que tienen un corazón de pobre, porque de ellos es el Reino de los cielos.

 Bienaventurados los mansos, porque ellos poseerán en herencia la tierra.

 Bienaventurados los que están afligidos, porque ellos serán consolados.

 Bienaventurados los que tienen hambre y sed de la justicia, porque ellos serán saciados.

 Bienaventurados los misericordiosos porque ellos alcanzarán misericordia.

 Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios.

 Bienaventurados los que hacen obra de paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios». (Mí. 5,1-12).

Todas las condiciones se reducen a una sola que es, la primera Bienaventuranza: Tener un «Corazón de pobre», ser un «pobre de Yavé».



3. EL ENCUENTRO CON JESÚS, LLAMA A LA CONVERSIÓN

Jesús era una persona con una gran capacidad de amistad; amistad que no era de un día, ni superficial. Fue más bien duradera y profunda.

Los Evangelios nos hablan también de algunos encuentros de Jesús con personas que no estaban enfermas como Zaqueo y la Samaritana.

Jesús siempre manifestó lo mucho que creía en lo bueno que todos llevaban dentro, aunque otros no lo vieran, y aunque los comportamientos de algunos fueran buenos.

A Jesús le dolía la vida que llevaba Zaqueo, tan llena de riqueza y tan vacía de amor y de amistad.

También le dolía la vida de la Samaritana, a la que las gentes de su pueblo respetaban tan poco.

Le dolía que no fueran profundamente felices como Él lo era.

Por eso les llamó a cambiar de vida. Ellos aceptaron su llamada y sus vidas cambiaron radicalmente, porque la persona y la amistad de Jesús les llenaba más que el dinero o el sexo.

Eso es la conversión: pasar de la soledad y la tristeza del pecado a la alegría de la amistad con Jesús. Y la amistad con Jesús lleva a relacionarse de otro modo con Dios Padre y con los hombres.

Cuando Jesús miró a los ojos a Zaqueo sabía que algo nuevo estaba naciendo en su corazón. En efecto, Zaqueo, de pronto, se puso en pie y dijo a Jesús: «Mira, la mitad de mis bienes se la doy a los pobres. Y si de alguno me he aprovechado le devolveré cuatro veces más de lo que le quité».

Desde entonces:

 Zaqueo aprendió así a compartir su dinero con los pobres y

 la Samaritana compartió con los de su pueblo su fe

También hoy, Jesús sigue invitando a todos a la conversión, porque sabe que el pecado produce tristeza y sufrimiento, y que el estilo de vida que El propone es un camino de felicidad.