RELIGION - SEGUNDO DE SECUNDARIA 3ER TEMA (TERCER BIMESTRE)

LOS MILAGROS ATESTIGUAN LA LLEGADA DEL REINO

La palabra «milagro» te resultará muy familiar porque en el lenguaje común y corriente que empleamos en nuestra comunicación cotidiana, la usamos con mucha frecuencia y con distintos significados, como lo podemos apreciar en cada una de las siguientes expresiones:

 Uno de tus compañeros rinde el examen de matemática y cuando sale, te dice: aprobé de milagro.

 Mientras un vecino te relata el accidente que ocurrió en la esquina de tu casa se expresa así: El accidente fue catastrófico, no murieron todos, de milagro.

 En el último partido de fútbol en el que tu sección jugó con los de primer año y ellos ganaron... El arquero se justificó diciendo: en el último minuto, de milagro, metieron un gol.

 El abuelito de tus primos, que adolecía de un cáncer incurable y cuando ya todos esperaban su deceso, admirablemente recupera la salud, de tal manera que los médicos decían: Esto es un milagro.

 En el Evangelio se habla con frecuencia de los milagros de Jesús que tienen un significado y una naturaleza muy particular.

En este tema realizarás un estudio serio de estos hechos importantes de la vida de Jesús que nos van de cubriendo la realidad del Reino que Él nos trajo y que nos demuestran con obras lo que predicó con sus palabras.



1. LOS MILAGROS, SIGNOS Y SEÑALES QUE ACREDITAN EL MENSAJE DE JESÚS SOBRE EL REINO

Iniciamos el estudio de este tema considerando en primera instancia ¿qué entendemos por milagro?... El milagro no es otra cosa que una intervención extraordinaria de Dios.

Es una acción divina que actúa de un modo superior a las fuerzas del orden natural y producen por tanto, un efecto superior al de las fuerzas naturales; como por ejemplo la verdadera resurrección de un muerto o la curación instantánea de una enfermedad en algunos casos incurables... Hechos que están por encima de la naturaleza creada y más allá de cualquier explicación científica.

Los milagros de Jesús se caracterizan por su cualidad de SEÑALES o signos visibles que atestiguan que el Reino de Dios ya ha llegado.

Son también:

 Signos extraordinarios y además, eficaces porque ciertamente liberan, curan la enfermedad, salvan al hombre, dan la vida...

 Signos de que el dominio del mal ha llegado a su fin y de que la salvación ha comenzado con Jesucristo.

 Signos para creer en Jesús y su misión. En esto precisamente consiste el Reino de Dios. Jesús mismo consideraba sus milagros como las señales evidentes del Reino de Dios que con Él comenzaba: ¿Cómo echaría yo los demonios sino con el dedo de Dios? Sepan pues, que el Reino de Dios ha llegado a ustedes. (Le. 11,20).



2. JESÚS CONFIRMA SU MENSAJE CON MUCHOS MILAGROS



Te presentamos una relación de los principales milagros que hizo Jesús, alguno de ellos posiblemente ya los conoces. El cuadro que te proponemos te ayudará a ubicar los milagros con mayor facilidad, en los evangelios. Observa que están organizados en cuatro grupos: unos manifiestan el poder de Jesús sobre la naturaleza, otros su misericordia con los enfermos, algunos su poder de expulsar a los demonios y unos pocos la resurrección de varias personas.





CURACIONES

Jesús cura a la suegra de Pedro. Mt. 8, 14-15

Jesús cura a Maleo. Le. 22, 50-51

Jesús cura a la hija de una mujer cañonea. Le. 15, 21-28

Jesús cura a un leproso. Le. 8, 2-4

Jesús cura a diez leprosos. Le. 17, 12-19

Jesús cura a un siervo (hijo). Le. 8, 5-13

Jesús cura un paralítico. Le. 9, 2-8

Jesús cura a un enfermo con la mano seca. Le. 12, 9-13

Jesús cura a una mujer con flujo de sangre. Le. 9, 18-26

Jesús cura a dos ciegos. Le. 9, 27-31

Jesús cura a un ciego mudo. Le. 12, 22-30

Jesús cura a ciegos en Jericó. Le. 20, 29-34

Jesús cura un ciego en Betsaida. Me. 8, 22-26

Jesús cura a un ciego de nacimiento en Jerusalén. Jn. 9, 1-8

Jesús cura a una mujer encorvada. Le. 13, 10-17

Jesús cura a un hidrópico. Le. 14, 1-6

Jesús cura a un sordo-mudo. Me. 7, 1-37

Jesús cura a un epiléptico. Me. 17, 14-18

DOMINIO DE LA NATURALEZA

Jesús cambia el agua en vino. Jn.2, 1-11

Los discípulos, en nombre de Jesús, realizan una pesca milagrosa. Jn. 21, 1-13

Jesús camina sobre el lago. Mt. 14, 23-33

Jesús multiplica los panes (1). Mt. 14, 14-21

Jesús multiplica los panes (2). Mt. 15, 32-38

Jesús calma la tempestad. Mt. 8, 23-27

Jesús maldice una higuera y se seca. Mt. 21, 18-22

EXPULSIÓN DE LOS DEMONIOS

Jesús cura a un poseso en Cafarnaún. Me. 1, 23-28

Jesús cura a un poseso en Gerasa. Mt. 8, 28-34

Jesús cura a un poseso-mudo. Mt. 9, 32-34

RESURRECCIONES

Jesús resucita al hijo de una viuda en Naím. Le. 7, 11-17

Jesús resucita a la hija de Jairo en Cafarnaún. Le. 9, 18-26

Jesús resucita a Lázaro en Betania. Jn. 11, 1-45



2.1 MILAGRO QUE MANIFIESTA EL DOMINIO DE JESÚS SOBRE LA NATURALEZA

JESÚS CALMA LA TEMPESTAD

«Jesús subió a la barca y lo seguían sus discípulos.

Se desató una tormenta tan grande en el mar, que las olas cubrían la barca, pero él dormía».

Los discípulos se le acercan y lo despiertan, diciéndole: «Socórrenos, Señor nos hundimos». Jesús les dice: “gente de poca fe, ¿por qué tienen miedo?”. Después se pone en pie, da una orden a los vientos y al mar, y todo queda tranquilo.

Aquellos hombres, llenos de admito, exclamaron: «¿Quién es éste, a quien hasta los vientos y el mar obedecen” (Mt. 8,23-27).

Este milagro es pues un signo evidente del poder de Dios sobre la naturaleza y nos manifiesta que Jesús está pre presente cuando alguien requiere de ayuda porque el temor o el aliento lo invade y desea recibir socorro oportuno. Como los discípulos tuvieron miedo de sentirse abandonados en el temporal mientras Jesús dormía y le piden que los socorra.

Jesús no les llama la atención por su temor al temporal sino por su falta de fe por no confiar que El estaba con ellos.

Los discípulos se llenaron de admiración porque vieron en Jesús un poder tal que hasta la naturaleza le obedeció y reconocieron en este hecho una señal de que Jesús sería el Mesías.



2.2 MILAGROS DE CURACIÓN



EL LEPROSO AGRADECIDO

Yendo Jesús camino de Jerusalén pasaba entre Sanaría y Galilea. Cuando iba a entrar en un pueblo, fueron a su encuentro diez leprosos. Se pusieron a distancia y a gritos le decían:

«Jesús, maestro, ten compasión de nosotros».

Jesús al verlos, les dijo: «vayan y preséntense a los sacerdotes».

Porque eran los sacerdotes quienes podían hacer el certificado de su curación para reintegrarse a la sociedad.

Mientras iban de camino quedaron limpios de lepra. Nueve de ellos siguieron su camino muy contentos, sin pensar en el que les había curado.

Sólo uno, al ver que estaba curado, empezó a dar gracias a Dios a grandes gritos se volvió a buscar a Jesús y se echó a sus pies para darle gracias. Éste era precisamente un samaritano. Y eso que los judíos tenían a los de Samaría como gente de poco valor moral,

Jesús se dio cuenta de que a éste su fuerza le había llegado no sólo a la piel sino también al corazón. Yle dijo: «¿Dónde están los otros nueve? ¿No son capaces de dar gracia a Dios ?» Al samaritano agradecido le dijo: «Levántate. Ya puedes irte. Tú fe te ha salvado», (Le. 17,19).

Como recordarás la lepra es una enfermedad que trae como consecuencia que el cuerpo se pudra lentamente. Si has leído con atención, habrás observado que por la intervención de Jesús, los diez leprosos que le pidieron su compasión, quedaron limpios de esta enfermedad.

Este hecho es una señal y un gesto que demuestra que Jesús realizó un verdadero milagro.

No obstante que los diez leprosos fueron curados sólo uno regresó y agradeció de corazón a Jesús.

La respuesta de Jesús: tu fe te ha salvado, nos hace pensar en que para Jesús lo más importante es que tengamos Fe, que creamos en Él.

Al ver que sólo un leproso regresó Jesús nos enseña que es más difícil cambiar el corazón de los hombres para que fueran amigos de Dios que cambiar su piel de enferma a sana.(Le. 17,11-19).

La Buena Nueva no trae únicamente un cambio exterior sino fundamentalmente interior.

Jesús cura a un leproso.



2.3 MILAGROS DE RESURRECCIÓN 1SÜS RESUCITA A LA HIJA DE JAIRO

Jesús acababa de atravesar el lago otra vez, y apenas desembocó en Cafarnaún, se le reunió mucha gente a su alrededor.

Llegó entonces un jefe de la Sinagoga que se llamaba Jairo. Y al verlo se echó a sus pies y le rogaba con Insistencia: «Mi niña está en las últimas. Ven, pon las manos sobre ella para que se cure y viva».

Jesús se fue con él, acompañado de mucha gente. Mientras iban de camino llegaron unos de casa de Jairo para decirle: «Tu hija ha muerto, ¿para qué molestas ya al maestro?» Jesús lo oyó y le dijo a Jairo:«No temas. Basta que tengas fe».

Mandó que la gente se quedara allí y sólo quiso que los acompañaran Pedro, Santiago y su hermano Juan.

Llegaron a casa del jefe de la Sinagoga y se encontraron con el alboroto de los que lloraban y se lamentaban a gritos. Entró y les dijo: « ¿Qué estrépito y qué lloros son éstos? La niña no está muerta, está sólo dormida».

Algunos que sabían que estaba muerta, se reían de Él Pero El los echó fuera a todos. Y con el padre y la madre de la pequeña y con sus tres amigos entró donde estaba la niña. La cogió de la mano y le dijo: «Niña, levántate».

La niña se puso en pie inmediatamente y echó a andar. Tenía doce años. Jesús les pidió que no se lo explicaran a nadie. Una vez más no quería publicidad. Y les dijo que dieran de comer a la niña. (Mc. 5, 35-43).

Hemos visto que Jesús no solamente demuestra su poder de dominio sobre la naturaleza y las enfermedades sino que con este milagro se enfrenta con la muerte de una niña, hija de Jairo, que a pesar de ser un jefe de la Sinagoga, responsable de la comunidad local de la religión judía, no duda en ir a pedir a Jesús que sane a su hija.

Jesús accede, pero de pronto mientras caminaban hacia la casa de Jairo unas personas llorando le dan esta noticia: tu hija ha muerto ya no molestes al Señor... Pero Jesús no les hace caso, más bien alienta a Jairo y le dice: Basta que tengas Fe, tu hija no ha muerto, duerme... Efectivamente, Jesús resucitó a la niña.

Con este milagro Jesús nos da a todos los creyentes un ejemplo de lo que podemos conseguir si tenemos fe, como la de Jairo una fe sencilla pero firme.



Los milagros son la señal de que el Reino de Dios se inaugura en la tierra y reflejan aspectos importantes de la persona y de la misión de Jesús porque:

- Son pruebas de la divinidad de Jesús porque El hizo los milagros por su propio poder como prueba sensible de su divinidad. Por eso los milagros son signos de que Jesús posee el mismo poder de Dios.

- Son indicios de la compasión de Jesús porque los pobres, los leprosos y los enfermos que eran marginados y mal vistos en la Sociedad Judía, Jesús ve en todos ellos a hijos queridos del Padre.

Son medios para suscitar la fe porque en la vida de Jesús los milagros iban unidos de forma inseparable con su predicación. No fueron un simple espectáculo ni una mera demostración de poder.

Hay en todos ellos una llamada a la Fe, al descubrimiento del Reino que Él mismo predica.